Año nuevo, vida nueva. No serán pocos los que compartan esta frase a fecha de hoy. Se trata de aprovechar este cambio de calendario para prepararnos para los nuevos retos que nos propongamos, sin importar los precedentes dejados en 2012. Entre esas personas se encontrarán importantes boxeadores que buscarán reencontrarse consigo mismo. Borrón y cuenta nueva.
Algunos llevan trabajando desde hace tiempo en ello. Tal es el caso de Kelly Pavlik, que, liberado por fin de demonios internos, lleva una racha de 4 victorias consecutivas desde la paliza recibida a manos de ‘Maravilla’ Martínez en 2010. Con 30 años, en 2013 llegará el momento de examinar su nivel en una gran pelea. Similar es la recuperación del ‘Perro’ Angulo.
También con 30 de edad, tras su estancia en un centro de inmigración, en 2012 ha obtenido 2 victorias, recuperándose de la contundente derrota ante James Kirkland en 2011. Pese a lo limitado de sus recursos, Angulo todavía tiene mucho que ofrecer. El talento tampoco se escapa a la desgracia y necesidad de tener que levantarse. Casos casi calcados son los del británico Amir Khan y el venezolano Jorge Linares.
Ambos iniciaron año del mismo modo en que terminaron el anterior. Perdiendo. ‘King’ Khan fue sorprendido en 4 asaltos por un expeditivo Danny Garcíay ‘El Niño de Oro’ Linares, despachado en 2 por el noqueador mexicano Sergio Thompson. Duras derrotas en unas trayectorias casi inmaculadas y ascendentes. Chicos muy prometedores que prueban la otra cara del boxeo.
No obstante, ambos terminaron 2012 con sendas victorias, ante Carlos Molina y Héctor Velázquez respectivamente, a modo de analgésico tras la mala temporada. Y qué decir de la resurrección más esperada y anunciada, la de Manny Pacquiao, quien cierra el peor año de su carrera con un robo en su contra y un KO, tan rotundo como inolvidable, ante su ‘archienemigo’ Juan Manuel Márquez.
El filipino necesitará mucho trabajo para borrar, o al menos desteñir, la foto de 2012 en el boxeo mundial. Se habla de una quinta entrega. Está claro que buscará redención, al fin y al cabo es lo que buscan todos. Poder demostrar una vez más que, pese a la adversidad, siguen estando ahí, que todavía les queda una bala en la recámara. La duda es: ¿la habrá realmente?