El encuentro entre Julio César Chávez Jr y Brian Vera ha terminado tras una serie de catastróficas desdichas, desde los cambios de peso, al resultado en las cartulinas. Un esperpento. Si hay una forma de asustar a posibles interesados y hacer perder la fe a los pocos estoicos que siguen semana a semana este deporte, son más eventos como este.
Hablan de robo. No me gusta abusar de esa palabra, y menos en un combate cuyo margen de maniobra es de un asalto. Dejémoslo en resultado polémico, ya que la polémica permite el debate. Ganó Vera, vale; ganó Chávez, ok; empataron, estupendo. Pero no veo, en ningún caso, ganador por una ventaja de hasta 6 puntos, como marcó algún juez. Ahí reside lo indignante, que hay quien nos quiere tomar por mamelucos.
Se entiende el mayor apoyo de los espectadores a Vera porque era todo desparpajo, energía e iniciativa, mientras que el mexicano era sinónimo de cansancio, lentitud y mínimo esfuerzo. Se anotaba una, dos manos potentes, y ya. Mientras su rival no paraba de picotear, Chávez seleccionaba sus golpes poderosos y la gasolina parecía escasear desde el comienzo. Con todo, pudo finalizar el pleito en el 7º. En fin, cada cual tiene su criterio.
Dejando a un lado lo puramente boxístico, la previa de esta pelea fue lamentable. Inicialmente firmada en 163 libras, luego pasó a 165, engordó hasta las 168 y finalmente se acordó en 173. ¿Esto es serio?. Compensación económica para Vera por tal falta de profesionalidad. Y por jugarse la salud y aceptar una derrota, imagino. Top Rank tendría que controlar más a sus estrellas. Se deberían tomar más medidas contra las negligencias graves de peso.
¿Tanto ruido por fumar un simple porro y se hace oídos sordos a esta deformación de un combate?. También hay que observar que la influencia de Chávez padre, en su esquina, no surte efectos en la motivación de su hijo. Tengo la sensación de que cuando da indicaciones lo hace pensando más en él mismo como boxeador que en las cualidades de su vástago. Y si comulgamos con la máxima: ‘Se pelea como se entrena’, mejor no entremos a valorar la preparación.
Cantaban a Manolete aquello de que si no sabía torear para qué se metía. Chávez Jr tiene talento y cualidades, quizá no para ser el mejor, pero sí para llegar a campeón mundial (máxime habiendo 4 por división), como ya fue. Pero eso no basta. Hace falta querer y creérselo. Sacrificios. Pasa el tiempo y esos defectos no terminan de pulirse y nadie en el entorno hace por cambiarlo. O quizá no se pueda. Una lástima, porque madera tiene.