Bobby Mac. - 22 de enero de 1973. Fue hace 50 años cuando dos de los pesos pesados más temidos de la década de 1970 se enfrentaron: Smokin' Joe Frazier defendía sus títulos contra Big George Foreman en el Estadio Nacional de Kingston, Jamaica. Por extrañas circunstancias promocionales, el combate se celebró un lunes de entre todos los días deportivos posibles.
Aparte de la inusual sede no estadounidense y del día de resaca elegido, el joven George, de 24 años, tenía un récord de 37-0 que superaba al de Joe, de 29 años y 29-0, a pesar de que Joe se había hecho profesional 4 años antes que George. Aunque George había ganado sus últimas 6 peleas dentro de la distancia y Joe había ganado 5 de sus últimas 6 de igual modo, los rivales de George fueron empequeñecidos por los campeones y contendientes que Joe había despachado, por lo que toda esa excelencia de la experiencia de Joe superó con creces la experiencia de George.
Las mariposas y el miedo de enfrentarse a un campeón tan dinámico y formidablemente poderoso como Joe contribuyeron sin duda a la adrenalina necesaria para la mayor victoria de George, cuando derribó a Joe una media docena de veces en el segundo asalto y el título de los pesos pesados cambió de manos.
En resumen, ganó su título como "boxeador de fuera" y lo perdió como "boxeador de fuera" para no hacer ni una sola defensa en Estados Unidos. Luchó contra la flor y nata de esa época a menudo llamada la Edad de Oro de los pesos pesados: Joe Frazier, Ken Norton, Muhammad Ali.... A la exótica Jamaica se sumaron Japón, Venezuela y Zaire, que abarcaron todos los husos horarios y el ecuador.
George perdió por error su título en Zaire cuando se detuvo en pie tras superar la cuenta, así que imagínese. Nunca pudo conseguir la revancha, por lo que se retiró frustrado.
George regresó al boxeo una década más tarde para recuperar su título para la gente, cuyo amor, adulación y vítores se le han pegado como pegamento para siempre.
Eran los días en que los hombres seguían siendo hombres, las mujeres seguían siendo mujeres, y el mundo seguía siendo mortalmente inestable, y Big George seguía siendo Big George.
Aparte de la inusual sede no estadounidense y del día de resaca elegido, el joven George, de 24 años, tenía un récord de 37-0 que superaba al de Joe, de 29 años y 29-0, a pesar de que Joe se había hecho profesional 4 años antes que George. Aunque George había ganado sus últimas 6 peleas dentro de la distancia y Joe había ganado 5 de sus últimas 6 de igual modo, los rivales de George fueron empequeñecidos por los campeones y contendientes que Joe había despachado, por lo que toda esa excelencia de la experiencia de Joe superó con creces la experiencia de George.
Las mariposas y el miedo de enfrentarse a un campeón tan dinámico y formidablemente poderoso como Joe contribuyeron sin duda a la adrenalina necesaria para la mayor victoria de George, cuando derribó a Joe una media docena de veces en el segundo asalto y el título de los pesos pesados cambió de manos.
¿Por qué peleaban en Jamaica?
Bueno, Estados Unidos estaba sufriendo otra recesión de la economía en un momento en que otros países más pequeños como Jamaica podría ofrecer más dinero que el Madison Square Garden. George, el campeón olímpico de los pesos pesados de México 1968, que ondeó la pequeña bandera estadounidense tras ganar su medalla de oro, era curiosamente bastante impopular entre el pueblo estadounidense, que también estaba inmerso en una espiral negativa posterior a Vietnam.En resumen, ganó su título como "boxeador de fuera" y lo perdió como "boxeador de fuera" para no hacer ni una sola defensa en Estados Unidos. Luchó contra la flor y nata de esa época a menudo llamada la Edad de Oro de los pesos pesados: Joe Frazier, Ken Norton, Muhammad Ali.... A la exótica Jamaica se sumaron Japón, Venezuela y Zaire, que abarcaron todos los husos horarios y el ecuador.
George perdió por error su título en Zaire cuando se detuvo en pie tras superar la cuenta, así que imagínese. Nunca pudo conseguir la revancha, por lo que se retiró frustrado.
George regresó al boxeo una década más tarde para recuperar su título para la gente, cuyo amor, adulación y vítores se le han pegado como pegamento para siempre.
Eran los días en que los hombres seguían siendo hombres, las mujeres seguían siendo mujeres, y el mundo seguía siendo mortalmente inestable, y Big George seguía siendo Big George.