Durante la conferencia de prensa previa a la pelea, Danny García, entrenador de Victor Ortiz, se dirigió a Floyd Mayweather Jr. y apasionadamente le hizo una petición: “Floyd, al menos en esta pelea, pelea limpio”. Todo un presagio. Si un adjetivo puede definir esta pelea, además de decepcionante, es sucia. Ambos contendientes no estuvieron a la altura de lo esperado.
El ahora excampeón , lució ansioso y dando la sensación de estar desubicado, desbordado por los acontecimientos. Se enfrentaba un buen y motivado boxeador, a un virtuoso del boxeo. Ortiz comenzó intenso pero, poco a poco, el autoproclamado rey libra por libra, se iba adueñando del combate. Al final, de los cuatro asaltos disputados, tres fueron para Mayweather.
El ahora excampeón , lució ansioso y dando la sensación de estar desubicado, desbordado por los acontecimientos. Se enfrentaba un buen y motivado boxeador, a un virtuoso del boxeo. Ortiz comenzó intenso pero, poco a poco, el autoproclamado rey libra por libra, se iba adueñando del combate. Al final, de los cuatro asaltos disputados, tres fueron para Mayweather.
Ortiz utilizaba demasiado la cabeza en los agarres ante la permisividad del árbitro y, en un momento de desesperación, provocada por la mejor defensa del boxeo, arremetió con un cabezazo, propio de una pelea de barrio, contra el mentón de su rival, pudiendo significar el final del combate y una losa en su carrera. Se quedó en un punto de sanción.
Las portadas y el protagonismo son monopolio de “Money”. El único boxeador que gana y pierde a la vez un combate. Así que, ante la confusión reinante y un atontado Joe Cortez (reestablece la pelea mientras mira hacia otro lado), Mayweather aprovechó para noquear a su rival, mientras este terminaba de disculparse por tercera vez y no ofrecer defensa alguna. Ortiz se despistó y no tuvo perdón.
En río revuelto no hay quien supere a este “bad boy”, que hace del estruendo y el alboroto su propia melodía. Pero con esta acción, tan legal como deshonrosa, ha perdido como deportista y su imagen ha vuelto a verse manchada. Si a esto añadimos sus insultos al insigne Larry Merchant por no gustarle sus preguntas, tenemos el circo más caro del planeta. Dará que hablar, le dará dinero.
Si fue lamentable el cabezazo del aún inmaduro Ortiz, quién aprendió una lección para el futuro, más lamentable es ver como todo un veterano campeón, remata a traición a quien ya tenía dominando en la pelea. Triste final para un evento del que se esperaba mucho más.
Ya lo decía el propio Mayweather a Danny García: “Este es un deporte sucio. Es el negocio de hacer daño. ¿Cómo puede ser limpio?”
Las portadas y el protagonismo son monopolio de “Money”. El único boxeador que gana y pierde a la vez un combate. Así que, ante la confusión reinante y un atontado Joe Cortez (reestablece la pelea mientras mira hacia otro lado), Mayweather aprovechó para noquear a su rival, mientras este terminaba de disculparse por tercera vez y no ofrecer defensa alguna. Ortiz se despistó y no tuvo perdón.
En río revuelto no hay quien supere a este “bad boy”, que hace del estruendo y el alboroto su propia melodía. Pero con esta acción, tan legal como deshonrosa, ha perdido como deportista y su imagen ha vuelto a verse manchada. Si a esto añadimos sus insultos al insigne Larry Merchant por no gustarle sus preguntas, tenemos el circo más caro del planeta. Dará que hablar, le dará dinero.
Si fue lamentable el cabezazo del aún inmaduro Ortiz, quién aprendió una lección para el futuro, más lamentable es ver como todo un veterano campeón, remata a traición a quien ya tenía dominando en la pelea. Triste final para un evento del que se esperaba mucho más.
Ya lo decía el propio Mayweather a Danny García: “Este es un deporte sucio. Es el negocio de hacer daño. ¿Cómo puede ser limpio?”