Vendió la piel del oso antes de cazarlo

La pelea que escondía la mayor sorpresa del fin de semana tuvo lugar en la idílica Cancún, cuyo topónimo es “nido de serpientes”, lugar donde un “cánido” llegaba ansioso por enseñar los dientes al mundo y conseguir como premio, una oportunidad ante su presa más codiciada, un rival blindado que se encuentra custodiado y protegido de fieras feroces y poco amistosas.

Canelo’ no tendrá excusas para enfrentarme'”. No se pueden dar cinco pasos sin empezar por el primero. Alfredo “El Perro” Angulo, es uno de los púgiles mexicanos más destacados de la actualidad, lo cual puede ser homologable para afirmar que se trata de uno de los mejores del mundo. Por eso, resulta extraña su nefasta y descafeinada actuación del sábado ante James Kirkland.
James Kirkland vs Perro Angulo
No hay que cercenar méritos al “Mandingo Warrior”, quien realizó una colosal actuación en casa de su duro y favorito rival, pero derribar al estadounidense tan pronto pudo suponer ver la línea de meta antes de pasar la última curva. Angulo, durante unos segundos, presintió el final de esa noche y se vio ganador ante el Canelo’ Álvarez. Venía de finalizar sus dos últimas peleas en el primero, esta sería la tercera.

Tuvo fe ciega en ello, se desfondó confiado en hacer real esa visión que tenía en su mente, pero no pudo. Cuando se dio cuenta, estaba cansado y en el suelo, y al mirar a su oponente, no se correspondió con quien se estaba imaginando. Era el mismo que había derribado unos segundos antes, no se había ido. Pero su mente sí. Desde ese instante, “El Perro” perdió su instinto depredador. No se reconocía.


Quizás auguraba algo de lo que le esperaba, por ello, buscando un guía que le evitase quedar a la deriva, acudió a uno de los mejores preparadores: Ignacio Beristain. Pero como si de una profecía maldita se tratase, no pudo modificar su destino. La causa de la derrota puede encontrarse en el sobreentrenamiento, una mala planificación, falta de un plan ‘B’ o ‘C’… ¿quién sabe?, muchas conjeturas.

Tal vez Angulo haya sido víctima de sí mismo. Se veía celebrando el gol antes de marcarlo. Pero esto no es el final. De esta derrota, la primera antes del límite y la segunda en su carrera,  si es bien digerida, puede suponer un avance hacia su objetivo mayor del que se imagina. Tiene todo para ser campeón, pero sin obsesionarse. La pelea siempre contra tu rival, no con tu mente.

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