Sergio Martínez volvió a demostrar ante Matthew Macklin que sigue en estado de gracia y se asienta, aún más, en el trono mundial de los pesos medios del Boxeo. Curiosamente, admitido popularmente que el argentino es el mejor de su categoría, sigue sin tener un título que lo avale, y eso que hay cuatro organizaciones. ¿A qué se debe esta situación? Todo se reduce a intereses extradeportivos.
Dinero. La ausencia de un estamento u organigrama común que logre armonizar todos esos órganos hace posible este fraude deportivo. Los deportistas son transformados en peleles en manos de unos ‘diseñadores’ que se ocupan de poner en el escaparate a quién esté de moda cada temporada. Boxeadores inflados, sobreprotegidos o campeones de paja son, por desgracia, cada vez más comunes.
‘Maravilla’ ha sido campeón del Consejo Mundial de Boxeo (WBC), por lo que su primer objetivo, tal y como ha reiterado en numerosas ocasiones, es volver a serlo. Problema, que el actual monarca es el hijo de la mayor leyenda mexicana, apadrinado de Sulaimán, protegido de Arum y un negocio muy rentable debido a su apellido. Enfrentarlo con Martínez podría acabar con la gallina de los huevos de oro.
De producirse una derrota no debería ser tan traumática para Chávez Jr, todavía es joven y con margen de mejora, pero los intereses de sus jefes distan de lo deportivo. Alternativas son los otros campeones: Daniel Geale, quien tiene su título secuestrado en Australia; Dmitry Pirog, que se insinúa pero no sale de Rusia; o Felix Sturm y su séquito bien aleccionado de jueces alemanes.
Ninguno de ellos ha defendido nunca sus actuales cetros fuera de sus países natales. ¿Debe Martínez meterse en la boca del lobo? Un argentino que se marchó a España y triunfó en Estados Unidos merece más respeto. Todos esos campeones de papel son ‘protegidos’ mientras tengan jugo de ceros que ofrecer a sus ventrílocuos. Pero, ¿qué hay de los mejores de mundo?
Hoy las divisiones livianas se muestran como las más atractivas, siendo Pacquiao y Mayweather los grandes espadas del momento. El primero parece descartado por motivos de tamaño, el segundo es una incógnita. Se apunta un pacto en las 150 libras con un reparto de bolsa de 80-20 para Floyd. Estaríamos ante la gran oportunidad de Sergio para convertirse en el número uno.
Cumplir su gran sueño. Sería lo mejor para todos: deportistas ante su mayor reto, promotores con buenos porcentajes, afición disfrutando de un gran acontecimiento y boxeo que volvería a ser boxeo, enfrentando a lo mejor con lo mejor. Por lo pronto, quédense con el nombre del invicto kazajo Gennady Golovkin, duro pegador, que el sábado se paseó por el Madison a ver qué se cocía…
Dinero. La ausencia de un estamento u organigrama común que logre armonizar todos esos órganos hace posible este fraude deportivo. Los deportistas son transformados en peleles en manos de unos ‘diseñadores’ que se ocupan de poner en el escaparate a quién esté de moda cada temporada. Boxeadores inflados, sobreprotegidos o campeones de paja son, por desgracia, cada vez más comunes.
‘Maravilla’ ha sido campeón del Consejo Mundial de Boxeo (WBC), por lo que su primer objetivo, tal y como ha reiterado en numerosas ocasiones, es volver a serlo. Problema, que el actual monarca es el hijo de la mayor leyenda mexicana, apadrinado de Sulaimán, protegido de Arum y un negocio muy rentable debido a su apellido. Enfrentarlo con Martínez podría acabar con la gallina de los huevos de oro.
De producirse una derrota no debería ser tan traumática para Chávez Jr, todavía es joven y con margen de mejora, pero los intereses de sus jefes distan de lo deportivo. Alternativas son los otros campeones: Daniel Geale, quien tiene su título secuestrado en Australia; Dmitry Pirog, que se insinúa pero no sale de Rusia; o Felix Sturm y su séquito bien aleccionado de jueces alemanes.
Ninguno de ellos ha defendido nunca sus actuales cetros fuera de sus países natales. ¿Debe Martínez meterse en la boca del lobo? Un argentino que se marchó a España y triunfó en Estados Unidos merece más respeto. Todos esos campeones de papel son ‘protegidos’ mientras tengan jugo de ceros que ofrecer a sus ventrílocuos. Pero, ¿qué hay de los mejores de mundo?
Hoy las divisiones livianas se muestran como las más atractivas, siendo Pacquiao y Mayweather los grandes espadas del momento. El primero parece descartado por motivos de tamaño, el segundo es una incógnita. Se apunta un pacto en las 150 libras con un reparto de bolsa de 80-20 para Floyd. Estaríamos ante la gran oportunidad de Sergio para convertirse en el número uno.
Cumplir su gran sueño. Sería lo mejor para todos: deportistas ante su mayor reto, promotores con buenos porcentajes, afición disfrutando de un gran acontecimiento y boxeo que volvería a ser boxeo, enfrentando a lo mejor con lo mejor. Por lo pronto, quédense con el nombre del invicto kazajo Gennady Golovkin, duro pegador, que el sábado se paseó por el Madison a ver qué se cocía…