Un nuevo reto superado por el argentino. Su combate ante el irlandés Matthew Macklin tenía como nota más sugerente el escenario en el que se realizaba. El vetusto Madison Square Garden de Nueva York es un lugar quizás ya anticuado para los actuales grandes eventos pero conserva ese magnetismo especial que da saberse en un lugar sagrado para el credo pugilístico.
Si las paredes hablasen ahora tendrían una nueva experiencia que relatar. Sergio Martínez sigue incombustible, escribiendo su historia en el boxeo. Era el claro favorito para vencer a un irlandés el día de San Patricio en la festiva NY City, 8 años más joven y que venía de una buena actuación ante el campeón alemán Felix Sturm. Pero si algo se conserva joven en Martínez, es la ambición.
Un rival muy atento y preparado para luchar contra el hombre maravilla, cerró espacios y guardaba la ropa rápidamente tras cada ataque, evitando ser sorprendido por las contras del legítimo campeón del peso medio. Macklin tuvo su momento más excitación durante el séptimo asalto. Parecía que el milagro para los apostantes intrépidos podía dejar de ser un espejismo.
Matthew logró conectar un cruzado a Martínez quien, trabado por la pierna de su oponente, se vio obligado a apoyarse con el guante en el piso con la consiguiente cuenta arbitral. Pero nada cambió, ‘Maravilla’ mantuvo su serenidad impasible, siguió realizando su tarea de búsqueda y captura de los puntos más vulnerables de su oponente hasta lograr el premio final.
En el penúltimo capítulo de este evento, el irlandés visitó en dos ocasiones la lona, sobreviviendo con ayuda de la campana. Era el preámbulo del final esperado e inevitable y que el entrenador de Macklin no quería ver, por lo que estimó que lo mejor era proteger a su pupilo de más golpes innecesarios. Explosión de júbilo para Martínez y su séquito que ya piensan en lo próximo.
En una pelea larga que resultó más compleja de lo inicialmente esperado, con un rival envalentonado y bien apoyado en la grada y entre los jueces (al término, uno de ellos tenía a Macklin 3 puntos arriba), Martínez tiró de veteranía, talento e inteligencia para salvar una trámite que este campeón mundial indiscutible de 37 años sacaría adelante. Y lo mejor está por llegar, la edad no parece impedimento.
Si las paredes hablasen ahora tendrían una nueva experiencia que relatar. Sergio Martínez sigue incombustible, escribiendo su historia en el boxeo. Era el claro favorito para vencer a un irlandés el día de San Patricio en la festiva NY City, 8 años más joven y que venía de una buena actuación ante el campeón alemán Felix Sturm. Pero si algo se conserva joven en Martínez, es la ambición.
Un rival muy atento y preparado para luchar contra el hombre maravilla, cerró espacios y guardaba la ropa rápidamente tras cada ataque, evitando ser sorprendido por las contras del legítimo campeón del peso medio. Macklin tuvo su momento más excitación durante el séptimo asalto. Parecía que el milagro para los apostantes intrépidos podía dejar de ser un espejismo.
Matthew logró conectar un cruzado a Martínez quien, trabado por la pierna de su oponente, se vio obligado a apoyarse con el guante en el piso con la consiguiente cuenta arbitral. Pero nada cambió, ‘Maravilla’ mantuvo su serenidad impasible, siguió realizando su tarea de búsqueda y captura de los puntos más vulnerables de su oponente hasta lograr el premio final.
En el penúltimo capítulo de este evento, el irlandés visitó en dos ocasiones la lona, sobreviviendo con ayuda de la campana. Era el preámbulo del final esperado e inevitable y que el entrenador de Macklin no quería ver, por lo que estimó que lo mejor era proteger a su pupilo de más golpes innecesarios. Explosión de júbilo para Martínez y su séquito que ya piensan en lo próximo.
En una pelea larga que resultó más compleja de lo inicialmente esperado, con un rival envalentonado y bien apoyado en la grada y entre los jueces (al término, uno de ellos tenía a Macklin 3 puntos arriba), Martínez tiró de veteranía, talento e inteligencia para salvar una trámite que este campeón mundial indiscutible de 37 años sacaría adelante. Y lo mejor está por llegar, la edad no parece impedimento.