Este pasado fin de semana nos dejó la grata coincidencia de la coronación de dos ‘de los nuestros’ en el contexto europeo. Kiko Martínez revalidó su título en Francia, ante el local Arsen Martirosyan mientras que Silvio Olteanu hizo lo propio frente a Valery Yanchy en La Coruña. El título europeo es un terreno de gran tradición y gratos recuerdos para el deporte patrio.
Noches de reencuentros. Kiko volvía a coincidir con el francés Martirosyan a quien ya se enfrentara en el año 2010, en tierras irlandesas, propinándole una derrota a los puntos por el cetro supergallo EBU. Ahora, el galo afrontaba el que era su tercer intento de conquista europea, peleando como local y con la esperanza de aprovechar uno de sus últimos cartuchos a los 34 años.
Pero el alicantino cumplió con los pronósticos. Venció y convenció, dejando fuera de combate a su rival en el último asalto y acabando de manera contundente con la noche de ilusión de Arsen y su parroquia. Martínez mantiene una estupenda racha de victorias, su última derrota data del año 2009, y logra escalar puestos en las clasificaciones mundiales. Y todo esto con 26 años.
Pinta bien el futuro para Kiko. Un futuro que se iluminó para el rumano afincado en España Silvio Olteanu, quien volvió a repetir, casi literalmente, la noche del 7 de octubre del año pasado, peleando con el mismo rival y en el mismo escenario. Esta vez, el final fue diferente y satisfactorio para sus intereses, consiguiendo vencer al bielorruso en una división dividida que le sabe a gloria.
Olteanu es de esos boxeadores tapados que parecen obligados a ganar dos veces para ser aceptados en el lugar que se han ganado. Han tardado más de 4 meses en darle aquello que había conseguido entre las cuerdas. Ahora, por fin, ya es reconocido oficialmente como campeón europeo de peso mosca, revitalizando con fuerza una carrera que parecía languidecer en los últimos tiempos.
Martínez y Olteanu nos han mostrado que el boxeo español no está muerto, ni mucho menos. En una época en la que parece regresar el interés en los medios por este deporte, pisoteado por un nefasto concepto de lo políticamente correcto, logros como estos nos deben hacer ver que tenemos gente con capacidades para llegar a lo más alto, sólo necesitan ser tratados como merecen.