Comentaba Jaime Ugarte sobre qué tendrán los mitos del boxeo para que pese al paso del tiempo sigan de rabiosa actualidad: en recientes fechas todo el mundo hablaba del 50 aniversario del “Rumble in the Jungle”, y ahora Mike Tyson hizo colapsar Netflix, embolsándose 40 millones de dólares, o eso dicen, por un “combate” de boxeo a sus casi 60 años de edad. De locos.
Y es que Tyson, leyenda del boxeo y una de las figuras más mediáticas en la historia de este deporte, siempre destacó por la facilidad para generar y dilapidar su patrimonio. Por ello, mil y una son las formas en las que siempre encuentra alguna vía mediante la que exprimir su polémica figura. Y qué mejor manera de hacerlo que realizando aquello que mejor supo hacer y le dio gran fama.
En 2020 ya se enfundara los guantes en una pelea de exhibición -fueron más honestos entonces-, con otro mito del ring, Roy Jones Jr. La cosa no fue mal del todo, los protagonistas marcharon satisfechos con su desempeño y ganancias, y el público interesado disfrutó viendo a dos viejos guerreros haciendo un entrenamiento en el que nos recordaron que Dios perdonará, pero el Tiempo a ninguno.
Cuatro años después, Tyson volvió a los titulares al confirmar su regreso a los encordados, enfrentándose, esta vez en combate oficial -capítulo aparte merecen las autoridades que permitieron eso-, contra la celebridad de internet metida a boxeador Jake Paul, hermano de Logan Paul, polémico youtuber con grandes dotes para el deporte, quien mantiene una exitosa carrera en la lucha libre profesional (WWE) y quién enseñó lo lucrativo de enfrentarse a un jubilado de oro. Él lo hizo con Floyd Mayweather.
Tras diversos retrasos por problemas de salud de Mike, y una gran campaña de marketing mediante, el 15 de noviembre de 2024 tuvo lugar el último combate de Tyson. El temor por un esperpento o una desgracia se difuminó desde el primer instante, en el que Jake Paul desveló ser muy consciente de que aquello no era un combate de boxeo al uso, no podía serlo de ninguna manera, era una simple gala para recaudar fondos.
A sus 27 años, Paul hizo sparring con un hombre de 58, ayudándolo a llegar hasta el final y mostrando agradecimiento por haberle permitido cumplir su sueño de cruzar guantes con él. Tyson lució un buen estado de forma para su edad, intentando ejecutar sus míticos movimientos y lanzar sus poderosas manos, pero entre su mente y su cuerpo la distancia ya es insalvable. Final feliz para un show que siguieron más de 60 millones de hogares en el mundo. Tyson rompiendo récords hasta el último día. Qué tendrán los mitos...