Ricky Hatton: Corazón de Manchester

Ricky Hatton

Richard John Hatton, conocido como “The Hitman”, es uno de los boxeadores británicos más icónicos de las últimas décadas. Nacido el 6 de octubre de 1978 en Stockport, Inglaterra, Hatton se convirtió en un héroe nacional gracias a su estilo de pelea agresivo, su carisma fuera del ring y su conexión única con los aficionados. No fue solo un boxeador de talla mundial, sino un fenómeno cultural que encarnó el espíritu de lucha, la humildad y la cercanía con el pueblo. Su historia es la de un chico de clase trabajadora que se convirtió en ídolo nacional y cuyo legado sigue vivo en el corazón del Reino Unido.

Los aficionados no viajan para ver a un boxeador que da pasos atrás

Ricky Hatton desarrolló su carrera profesional entre 1997 y 2012, logrando un récord de 45 victorias y solo 3 derrotas —32 de ellas por nocaut—. Rápidamente se hizo notar por su estilo de presión constante, ataques al cuerpo y una resistencia admirable. Este estilo lo llevó a conquistar su primer título mundial en 2005, cuando derrotó al invicto Kostya Tszyu. Este combate es considerado la pelea que lo catapultó al estrellato. En una batalla brutal y agotadora, Tszyu se rindió al final del undécimo asalto. Esta victoria le valió el título mundial del peso superligero de la IBF y lo consolidó como figura del boxeo mundial.

En 2006, Hatton subió de peso y el 13 de mayo venció a Luis Collazo por decisión unánime para alzarse con el campeonato mundial del peso wélter de la AMB, demostrando su versatilidad. Al año siguiente, Hatton noqueó al mexicano José Luis Castillo con un gancho al hígado en el cuarto asalto, reafirmando su dominio.

Sin embargo, su carrera también tuvo sombras gloriosas: el 8 de diciembre de 2007, cayó por KOT en el décimo asalto ante Floyd Mayweather Jr. en Las Vegas, una derrota que, aunque dolorosa, atrajo a casi 20.000 aficionados británicos al desierto de Nevada. Otro duro golpe tuvo lugar el 2 de mayo de 2009, cuando Hatton fue derrotado en el segundo round por un fulminante nocaut de Manny Pacquiao. Este combate marcó el final de su etapa en la élite del boxeo mundial.. Su intento de regreso en 2012 terminó con una derrota ante Vyacheslav Senchenko.

¿De qué sirve ser el mejor del mundo si no gustas a nadie?

Hatton no era solo puños. Era tan conocido por su estilo directo como por su humor y honestidad. Sus frases, a menudo pronunciadas con acento mancuniano y un toque de humor autodespreciativo, se convirtieron en parte de su encanto.

Una de las más icónicas es: "Tengo un problema con mis piernas, simplemente no pueden pasar por delante de un puesto de comida rápida", refiriéndose a su amor por las papas fritas y los fish and chips, un guiño a sus raíces humildes que resonaba con los fans. Otra joya, tras su derrota ante Mayweather: "Si existe algo como la reencarnación, Floyd volverá como él mismo", criticando con ironía la arrogancia del estadounidense. Sobre su retiro en 2012: "Necesitaba una pelea más para ver si todavía lo tenía... y no lo tengo. Descubrí esta noche que ya no está ahí", una confesión cruda que mostró su vulnerabilidad.

La depresión fue mi rival más duro. No se puede noquear lo que está dentro de tu cabeza

Ricky Hatton dejó el boxeo profesional en 2012, pero su influencia siguió viva. Se convirtió en entrenador y promotor, ayudando a desarrollar la siguiente generación de boxeadores británicos. Su legado no solo se mide en títulos, sino en el impacto cultural que tuvo en el Reino Unido. Nunca fingió ser algo que no era. Su amor por la cerveza, la comida rápida y el fútbol lo hacían parecer un "tipo normal", un rasgo que su base de fanáticos -The Hatton Army- adoraba.

Fallecido prematuramente en 2025, a los 46 años de edad, su legado va más allá de sus campeonatos. Es recordado como un luchador valiente que nunca rehuía a un desafío. Su carrera destacó la importancia de la salud mental en el deporte, ya que habló abiertamente sobre su batalla contra la depresión y el alcoholismo después de su retiro. Ricky Hatton se convirtió en un símbolo de resiliencia y su influencia en el boxeo británico es innegable.

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