Campeón, aspirante y derrotado

Una misma realidad tiene consecuencias diferentes según la persona a la que afecte. En el mundo del boxeo podemos ver numerosos casos de púgiles que alcanzaron la cima del éxito y, desde ese mirador, tomaron caminos diferentes. Hay leyendas que siguen en activo resistiéndose a colgar los guantes y pasar de ser una gloria ‘vieja’ a una vieja gloria. El dilema del retiro.

Bernard Hopkins, 46 años, campeón semipesado. Un fenómeno digno de estudio. A su edad sigue dando el peso cuando debe, no falta a un entrenamiento, vive por y para su trabajo… todo un profesional. Lejos queda el año 2005, en el que tenía la carta de jubilación encima de la mesa, entregada, en dos ocasiones, por un prometedor Jermain Taylor. Una estrella se apagaba.

Hopkins vs Tarver

Pero la última llama es la que más fulgor desprende. Así que, en su pelea de ‘despedida’ ante Antonio Tarver, el abuelo del boxeo sorprende con una clara victoria a los puntos. Desde entonces, salvo una derrota dividida frente a Joe Calzaghe, The Executioner supera rivales uno tras otro. ¿Segunda juventud de BHop o agonía del boxeo?, se preguntan algunos.

Y en los pesados, ¿tan mala es la situación o tan extraordinario es Evander Holyfield para que, con 48 años, opte a ser aspirante al título? Amante declarado del boxeo, ‘The Real Deal’ se resiste a dejar su hábitat natural. “Cuando te retiras ya nadie te llama campeón”, dijo. Ni si quiera este Atlas moderno puede evitar el fluir del tiempo, el olvido y el llegar de la melancolía.

Al menos no consta que tenga problemas económicos. Lo contrario que Roy Jones Jr, de 42 años. Otrora rey absoluto libra por libra, hoy languidece entre rivales de poca entidad que encuentran en él un buen nombre con el que promocionarse. Ni si quiera se prepara adecuadamente. Jones es un hombre atrapado en las 16 cuerdas por culpa de su pasado y mala gestión.

Se hace duro ver cómo un ídolo que mostraba imagen de invulnerabilidad, se desmorona por ser de barro. Similar al descubrimiento de quiénes son los Reyes Magos. “En el claro permanece de pie un boxeador, llevando los recuerdos de cada guante que le tumbó o le cortó, hasta que gritó en su ira y en su vergüenza: ‘Me voy, me voy’. Pero el luchador aún permanece”.

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