El mexicano Antonio DeMarco llegaba al mítico Boardwalk Hall de Atlantic City como vigente campeón del Consejo Mundial del peso ligero, pero no era el favorito. Pese a lograr su corona liquidando al ‘Niño de Oro’ Jorge Linares, y tras dos exitosas defensas ante Miguel Román y John Molina, finalizados ambos antes del límite, muchos no veían en él al auténtico campeón.
Siempre se suele identificar al campeón con el mejor y ese, en la división de las 130 libras, es Adrien Broner. Este pasado sábado se enfrentaba a su rival más importante hasta el momento, una prueba de fuego, de esas en las que se separa el grano de la paja. Y, desde luego, todo el ruido que produce Broner está sobradamente justificado, como se ha podido ver en sus últimos encuentros.
Con tan sólo 23 años, este amante del rap tiene en su haber el título mundial superpluma de la OMB y el ligero del CMB, se mantiene invicto y es el mejor en su división, con diferencia. Ante DeMarco mostró todas sus virtudes y se comportó con la sangre fría y buen hacer que tienen los elegidos, con esa forma de parar el tiempo y adelantarse a los movimientos de sus rivales, anulando toda posibilidad de reacción.
El talentoso de Sinaloa, de 26 años, no pudo incomodar al aspirante con su zurda, ni tampoco resquebrajar la guardia de Broner, cuyos movimientos y sistema defensivo resultan fácilmente identificables con los de Floyd Mayweather, algún buen golpe al cuerpo y poco más. DeMarco se asfixiaba en la pelea y los upper y efectividad de su rival mermaban su condición a cada minuto.
Finalmente, en el octavo asalto, DeMarco termina hincando la rodilla en el suelo y su esquina tira la toalla con buen criterio, visto que el final sólo tenía un camino y ese no aportaba más que sufrimiento y castigo a su pupilo. El nuevo campeón da un golpe sobre la mesa y muestra sus credenciales como uno de los mejores libra por libra del mundo, aunando calidad y espectáculo.
El apodado como ‘The Problem’ se convierte en un quebradero de cabeza para sus rivales con su técnica, velocidad y potencia. Salvando las distancias, siempre relativas, es una versión más joven y liviana de Mayweather, con un estilo y calidad similares pero con mayor pegada (21 ko en 25 victorias). Todavía queda mucho por andar y golpes que asimilar pero, quién sabe hasta dónde puede llegar.