Soldado universal

Oleksandr Usyk
Cuando las rodillas del campeón se hundieron en el tapiz tras la campanada final, exponiendo su pecho en señal de agradecimiento ante el cielo saudí, sabía que había hecho historia, que había sobrevivido sin mayor daño al combate y que estaba sano para compartir y disfrutar el logro con los suyos. Y es que Oleksandr Usyk ha entrado en un plano en el que no se discute su reinado, si no su trascendencia entre los más notables de la historia del boxeo.

Como deportista ha conseguido lo máximo, siendo campeón Olímpico, amo y señor del peso crucero y haciendo lo propio en el peso pesado ante rivales que le superaban en fuerza y tamaño, algo con lo que su Ucrania natal se identifica plenamente. País en guerra y necesitado de héroes, ve en Usyk un referente al que seguir y admirar, representando el prototipo de ucraniano comprometido con su gente, inquebrantable ante la adversidad, valiente ante el riesgo y triunfador en la batalla.

24 son los asaltos disputados este año, todos ellos ante Fury. 72 minutos en los que ha conseguido acabar con el invicto del gigante inglés por partida doble, asentarse como campeón indiscutido pesado, convertirse en el mejor boxeador de 2024 y asentarse en el Top 10 del siglo XXI. El enigmático ucraniano ganó la revancha con un margen más claro que en su primer combate. Los tres jueces puntuaron 116-112. No será el mayor pegador, ni el más estilista, ni el más mediático, pero es el mejor.


Con un guion intenso, pero sin sorpresas, y a pesar de algunos aciertos iniciales de Tyson Fury, Usyk asestó más y mejores manos para hacerse con la victoria, aunque el británico se mostró visiblemente perplejo por el resultado. "Juro por Dios que pensé que lo había ganado por al menos tres asaltos", confesaría Fury, algo que revela que ni él ni su equipo han pasado todavía a examinarse la vista desde el anterior combate.

Usyk se mostró constante, ágil, seguro y con buena movilidad, detalle este último del que más palideció el inglés, quien, si bien lució más centrado, se presentó con 9 kilos más respecto a su primer encuentro -pesó 127 kilos, el mayor de su carrera-, detalle que lastró su desempeño en momentos clave en los que bien pareciera que quería aumentar la presión, pero no podía. ¿Era el plan buscar mayor contundencia aumentando la diferencia de peso? ¿Fue algún problema en la preparación? ¿Ambos? Con el ‘Rey gitano’ todo es posible.

Este resultado deja al histórico Usyk en una posición de ventaja para elegir qué camino tomar. Recuperar el título mundial de la FIB que le retiraron en los despachos y actualmente tiene el inglés Daniel Dubois -a quien ya noqueó en 2023-, o regresar al peso crucero, como él mismo había confesado. Un retiro dorado con 37 años también puede ser otra opción interesante. Haga lo que haga, Usyk se ha convertido en una leyenda de este deporte, algo que ya nadie podrá cambiar.

Por su parte, Fury es un hombre-espectáculo que ha conseguido que las derrotas no mermen el interés que despierta entre la afición. Posiblemente, de seguir en activo, busque lo que más le motiva para continuar boxeando: la mayor bolsa posible. Y puede que la encuentre en casa. Un combate con su compatriota Anthony Joshua, necesitado de credibilidad para aspirar al título mundial, sería un negocio redondo para ambos. Preguntado por ello, Fury dijo: "Puede que sí, puede que no. ¿Quién sabe? Ya hablaremos de eso el año que viene".

Pues eso, Felices Fiestas y próspero Año Nuevo.

Fran Levaner

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