Kiko Martínez es un icono del boxeo

En Belfast, cientos de personas llenaron la suite del Hotel Europa para la cena benéfica de Carl Frampton. Fue conmovedor, divertida, y justo antes de empezar, con todo el mundo sentado, llegó Kiko Martínez. Fue una buena noche y una gran entrada del icono del boxeo español y amante de los caballos.

Frampton y Martínez compartieron ring en dos ocasiones y todos y cada uno de sus 21 asaltos fueron tórridos, sangrientos y duros.

Kiko Martínez vs Carl Frampton

Ambos acabaron con cicatrices, moratones y puntos de sutura. Ahora, se abrazan como amigos perdidos hace mucho tiempo; es habitual en nuestro oficio que púgiles que han compartido tanto se tengan ese nivel de respeto, pero la conexión Frampton-Martínez es especial.

"Es el hombre más duro con el que he luchado", dijo Frampton. "Siempre me sorprendió que la gente pensara que la revancha sería fácil: en el primer combate, cuando cayó, yo rezaba para que se quedara en el suelo y no se levantara y siguiera peleando".

El primer combate de 2013 terminó en el noveno asalto; fue en el Odyssey -una de esas noches que la gente recuerda- y Frampton ganó el título europeo del peso supergallo en uno de sus escenarios favoritos.

En 2007, Kiko había viajado al Point de Dublín como gran tapado para pelear por el mismo título contra Bernard Dunne. Fue una gran noche en el cuadrilátero y  la tercera defensa de Dunne en el recinto. Era una gran estrella y Kiko, un desconocido español de dieciséis peleas, un rival fácil. La noche estaba repleta de boxeadores irlandeses: Andy Lee, Brian Magee y Matt Macklin. Y entonces fue Dunne contra el español: el título mundial estaba ahí, sólo había que conseguir una victoria fácil.

Duró sólo 86 segundos. Dunne fue derribado dos veces y detenido. Recuerdo las celebraciones más salvajes de Martínez y su equipo aquella noche. Dunne y el público que abarrotaba el Point sólo podían mirar atónitos y asombrados. Y en silencio, debo añadir. Dos años más tarde, Dunne sí ganó un título mundial, y el Point fue un carnaval de alegría aquella noche.

"Creo que es el mejor boxeador español de todos los tiempos"

Martínez, por su parte, viajó al Harvey Hadden Sports Centre de Nottingham unos meses más tarde y perdió una ajustada decisión y su título ante Rendall Munroe. Aquel debería haber sido probablemente el último contacto entre Martínez y los boxeadores irlandeses y británicos. De ninguna manera, sólo fue un comienzo extraordinario.

"Creo que es el mejor boxeador español de todos los tiempos", añadió Frampton. "Sólo hay que ver lo que ha hecho y dónde ha tenido que ir para conseguir los combates. Su récord es ridículo". Frampton tiene razón, es ridículo.

Cada palabra de elogio del viernes por la noche fue suavemente traducida directamente al oído de Martínez por Rickie Pow, el ex profesional y ahora agente afincado en Alicante. Martínez sonrió, rió y levantó la mano en todos los momentos adecuados. Tiene clase y se comporta con dignidad.

Tras perder contra Munroe en 2008, Martínez volvió a Dublín para lograr un par de victorias fáciles y luego volvió a perder contra Munroe en Barnsley. En 2010, recuperó el título europeo al vencer a Arsen Martirosyan en Dublín. Al año siguiente, en una plaza de toros, en Leganés, detuvo a Jason Booth. Al año siguiente venció en seis asaltos en un salón de Belfast; en 2013 perdió contra Frampton. Y después su carrera es una auténtica locura.

"Después de ganarle, se fue y ganó el título mundial en la carretera", continuó Frampton. "Venció al invicto Jonathan Romero por el título mundial en Atlantic City y luego defendió el título en Japón. Sabía que no iba a volver a Belfast para perder: volvía para vengarse".

Frampton se emocionaba hablando de su gran rival. Hubo un silencio total en la sala, por cierto, y eso es cada vez más raro.

"Sabía que no iba a volver a Belfast para perder: volvía para vengarse"

La noche de la pelea en el Titanic con Frampton y Martínez, en 2014, fue épica. Se proyectó una versión abreviada y fue incluso mejor de lo que recordaba. Martínez se puso de pie junto a Frampton al final del cortometraje y recibió la ovación del público. Parecía un poco desconcertado por el cariño que se le profesaba en la sala.

Y entonces, en el escenario, Frampton sacudió la cabeza y se rió. "Kiko no estaba acabado", añadió. Y eso es quedarse corto.

Martínez perdió ante Scott Quigg en un tiroteo a la vieja usanza en 2015, luego cayó por una ajustada decisión ante Josh Warrington en Leeds y luego en 2021, cuando parecía que su larga, larga carrera estaba a punto de terminar, fue derrotado en doce asaltos en Wembley por Zelfa Barrett. Era la pelea número 53 de Martínez, su decimoctavo año como profesional, pero no había terminado y solo unos meses después estaba en otro ring británico.

Frampton se limitó a sonreír. "Y luego, volvió y noqueó a Kid Galahad para ganar el título mundial del peso pluma. Fue increíble". La noche en el Europa, encabezada por Frampton, se estaba convirtiendo rápidamente en una noche de homenaje a Kiko Martínez. Sin duda se lo merece.

Martínez perdió el título en una lucha brutal y agotadora contra Warrington en Leeds. Fue una pelea salvaje. Más tarde, en 2022, Martínez derribó y detuvo a Jordan Gill. Ningún boxeador de alto nivel ha peleado tantas veces en Gran Bretaña e Irlanda como Kiko Martínez. Sus combates han dejado un legado duradero en Gran Bretaña e Irlanda que quizá no compartan del todo los españoles.

"Fue un honor compartir el ring con él", terminó Frampton. Fue un privilegio estar en su mesa.

Steve Bunce / BoxingNews

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